Monday, March 12, 2007

Las de la ciudad

Allá va mi puta, la de anoche. Debería dedicarse a escribir y no yo.
Esta sentada en la acera del frente, otra puta. La que por las mañanas y las noches siempre me pide dinero a cambio de nada…y yo se lo doy, no por que crea que vaya a redimir mi alma, sino porque antes de que considerara ser lo que es, fue la que menos pensó como tal. Y por eso es quien es ahora.

Esa que va saliendo del edificio, con su mascara de valiente y después contempla el suelo… hice lo que ella varias veces. Esta puta se le vende al miedo cuando sale a conseguir una sonrisa, carne, placer de una o dos noches y depende del idiota, algunas semanas. Siempre la veo en algún bar. Es una puta que debería buscarse putas serias y más inteligentes, de las que cobran para calmar el cuerpo. Es lo que he venido haciendo últimamente, es más sano.

Esta puta, la que esta sentada en el pasto de la plaza con su bebé; vive en mi edificio. Muy linda desde que la ví por primera vez. Nunca le dije ninguna palabra significativa. No la previne siquiera porque no quería botar mi verborrea desidiosa encima de su candor. No lo hice y ahora su proxeneta es ese maldito que escandaliza en el pasillo cuando llega con sus zapatos de charol taconeando, mientras deja su halo inmundo de tabaco. Ese maldito linda, que te busca y te abraza solo en las fotos de las reuniones sociales de los que son de su misma calaña.

Y por ultimo esta puta.

...del pirata en el submarino.

La casa afuera de la marcha
El bebe sangra por las manchas
Frígido se queda por unos segundos mientras el vaso se llena
Desde la puerta hasta el balcón
Desde el balcón hasta el piso
Desde el piso hasta el barco
Desde al barco hasta el lago
Desde el lago hasta la puerta


Sofia en las llamas llora para apagarlas
Sofia en el viento huye para dejarlo atrás
Sofia en el mar se hunde para ver mas allá del final
Sofia en la tierra se acuesta para entregarse a ella

Saturday, March 03, 2007

Las Puertas

Se levanta.
Se sienta otra vez.
Le da una vuelta a la sala alrededor de la mesa con el periodico en las manos.
Se estruja los labios con las manos manchadas de tinta.
La pasta esta lista… toma la olla y vierte todo el contenido en el fregador
Acerca lo que puede su cara al vapor que asciende, una vez que se ha desaparecido vuelve a la sala y empieza el mismo recorrido pero en sentido contrario; mientras la pasta se seca con restos de café en el sartén con aceite.
Suena la puerta, el corazón se le acelera, se dispone a ir al cuarto y encerrarse con seguro pero solo se trata del maldito perro del frente merodeando.
Para pasar el susto se recuesta en la cama y duerme unos diez minutos.
Se levanta empapado de sudor y apretando las manos y los dientes como de costumbre.
La nariz le está sangrando, se contempla en el espejo, hacia mucho que no veía su sangre.
Se la sacude mientras cae y coloca su mano izquierda como un lienzo.
Le gusta, se entretiene y va a la cocina por un cuchillo, pero se encuentra con que ninguno esta afilado.
Abre el atún, antes de botarlo piensa en la pasta que ya no es tan comestible, entonces lo bota; y ahí esta la lata, perfecta, lubricada.
Empieza por los dedos.
Mientras le sangran escribe propaganda anticuada en una pared del cuarto.
Se da la vuelta y escribe en la pared opuesta. Esta vez sobre nombres de fantasmas: “los pies de Mariana”, “Cristina en el puente”, “Sonia nació ciega”, “Ambar y Clara”, “el zapato de Jesús quedó…”, “Ana se despidió con el regalo”…
Se acostó en una esquina tratando de dormir, pero tuvo los ojos abiertos por tres horas hasta que logro descansar.
Paso menos tiempo del que pensó cuando abrió los ojos. Mira el techo por media hora hasta que escucha la puerta, se levanta de golpe y con ansiedad va a abrirla, se detiene, piensa en el perro otra vez, pero tocan de nuevo y asimila que así no hacen los perros. Abre la puerta y encuentra a quien la toca pero ni siquiera le ve la cara, esta en la puerta vecina. No era nadie, ni siquiera el maldito perro del frente merodeando.